La Industria Maquiladora de Exportación
Por Roberto Mattus Rivera.
Asociación de Maquiladoras de Matamoros A.C.
Acceso: 19 Octubre 2012
I.- INTRODUCCIÓN
La segunda mitad del siglo XX estuvo marcada por un dramático incremento en el comercio mundial. Entre 1970 y 2000, el comercio mundial casi se quintuplicó. Al mismo tiempo, el producto interno bruto mundial se incrementó en un 150%. El comercio permitió asignar recursos naturales, laborales y de capital más eficientemente. Como resultado, la productividad se incrementó, mejorando el ingreso y los estándares de vida.
Las ganancias del comercio se dan cuando las naciones se especializan de acuerdo a su ventaja comparativa. La ventaja comparativa implica que un país puede producir un bien o servicio a un costo de oportunidad mas bajo que otros países. Este esquema que en Estados Unidos se conoce como producción compartida (production sharing), ha jugado un papel preponderante en el crecimiento del comercio mundial en las últimas décadas. En la producción compartida los procesos usados para manufacturar un bien o servicio se llevan a cabo en más de un país.
II.- ANTECEDENTES
El concepto de industria maquiladora se sitúa en la malla de relaciones cada vez más complejas en que se apoya la producción de bienes y servicios de los países industrializados. Por lo tanto, su trayectoria está vinculada con las tendencias en la división internacional del trabajo, la cual, a su vez, refleja los cambios experimentados en la organización de las empresas, impulsados por el crecimiento del comercio mundial y la intensificación de la competencia entre países.
Conviene sin embargo, hacer énfasis en la existencia de dos enfoques, los que, aunque complementarios, para efectos analíticos deben separarse.
Toda actividad concerniente al proceso productivo de una empresa que se envía a otra diferente para ser llevada a cabo, es una actividad de maquila. El término maquila para designar producción por cuenta ajena se introdujo al léxico económico por su sentido etimológico; proviene del árabe makila (medida de capacidad), que designa la proporción de grano harina o aceite que corresponde al molinero por la molienda. El término se traslada a España, con los propietarios de los molinos, que cobraban por procesar el trigo a los agricultores locales.
En una época se le llamó en México incorrectamente industrias de draw back. Se entiende, con base en esta aproximación, que los insumos intermedios no cambian su propiedad, sino que son objeto de alguna acción menor, y luego regresan a su lugar de origen. En la vida cotidiana es fácil observar este tipo de procedimientos dentro de un país, sin necesidad de involucrar operaciones de comercio internacional. En principio, la razón de este movimiento no tiene por qué ser la de salarios inferiores. Puede estar referida a una especialización externa a la empresa que, por razones de escala y costos, no convenga absorber físicamente.
Al introducir el concepto de transacciones internacionales, basadas en las discontinuidades creadas por las fronteras políticas y aduaneras, surgen nuevas acepciones al concepto de maquila. Por ejemplo, si un producto semi-elaborado se traslada de la unidad A ubicada en Chicago, a la unidad B situada en California para adicionar una tarea menor en el proceso productivo, no estaríamos hablando de actividades maquiladoras, sino de una firma multi-planta, o de un proceso productivo seccionado en diversas plantas. En este caso de relaciones puramente domésticas (esto es, en el interior de un mismo país), la palabra maquila se usa cuando ambas unidades no están relacionadas desde el punto de vista de la propiedad.
En cambio, cuando el producto se traslada desde un país a otro para elaborar un segmento de la actividad productiva, intensivo en mano de obra de salarios reducidos, tal actividad es designada con el nombre de maquila, aunque ambas plantas pertenezcan a la misma empresa. Estos son los privilegios de la teoría del comercio internacional cuando define sus propios conceptos.
En consecuencia, la actividad maquiladora que nos ocupa ocurre a través de fronteras, y puede desarrollarse por contratación entre unidades dependientes o independientes y la diferencia salarial es una de sus causas fundamentales. Empero, desde el punto de vista aduanero, existen características bastante diferenciadas entre el régimen que lleva al ensamble y exportación desde nuestro país y el que permite su importación bajo condiciones especiales en el país desarrollado, en este caso en Estados Unidos.
Por un lado, las empresas que se dedican al maquilado en México (o en muchos otros, si viene al caso), suelen estar adscriptas a un sistema de entrada y salida.
Basado en el concepto de admisión temporal, que puede adoptar diversas formas organizativas y de incentivos, el eje de todos ellos se sitúa en la posibilidad de introducir al país con facilidad (agilidad) y con exención del pago de todo tipo de derechos arancelarios, materias primas, insumos intermedios y otros bienes necesarios para el proceso productivo. La exportación tiene las mismas facilidades adicionales.
A su vez, en la normatividad aduanera estadounidense existe -como contraparte- el régimen de production sharing (u 807, como se le suele conocer). En otros tipos de productos la situación es bastante más sencilla. expresado en las fracciones arancelarias 9802.00.60 ó 9802.00.80. Pero no siempre el producto que se ensambla legal y conceptualmente como maquila en los países huéspedes, debe llegar a Estados Unidos como producción compartida. El producto final puede entrar a ese país como una importación normal a pesar de ser producido en México, y ser el resultado de un proceso de producción bajo el esquema de admisión temporal. Este sería el caso -por ejemplo- de una empresa maquiladora china que trae sus telas desde el Lejano Oriente y exporta prendas de vestir. Al no cumplir con el requisito (específico para el caso de la confección) de que la tela haya sido por lo menos cortada en los Estados Unidos, ya no califica bajo el régimen especial de producción compartida
No obstante, utilizan el expediente de estas categorías aduaneras especiales para ahorrar una parte del pago del arancel.
Volviendo a nuestro punto de vista, podríamos decir en un primer enfoque, que la maquila es un sistema de producción, en general bajo la forma de subcontratación, en el que se transforman insumos intermedios y materias primas importadas, por medio de procesos que agregan valor y cuyos productos finales se comercializan en el exterior. Para realizar estas operaciones, el estado exonera al productor de una serie de requisitos que debe cumplir el resto de las empresas ubicadas en el país. Estas facilidades y exoneraciones son fundamentalmente de carácter aduanero y de pago de impuestos, aunque luego veremos que existen otros incentivos adicionales.
Los bienes pueden entrar al mercado final, dependiendo de sus normas internas, ya sea bajo la forma de production sharing, pagando aranceles solamente por el valor agregado o como importaciones normales, pagando los impuestos correspondientes. Podrían incluso tener un arancel cero en el mercado de destino, ya sea bajo la columna de la Nación Más Favorecida, o del Sistema Generalizado de Preferencias, y aún así serían maquila desde el punto de vista del país. Todo dependerá de las condiciones específicas del producto y de las normas de origen para que califique como originario de México.
III.- ORÍGENES DE LA INDUSTRIA MAQUILADORA DE EXPORTACIÓN EN MÉXICO
La agricultura norteamericana siempre ha dependido de la mano de obra mexicana para su desarrollo y prosperidad. Con motivo de la Segunda Guerra Mundial, los Estados Unidos tuvieron necesidad de asegurar la producción alimenticia durante la difícil etapa bélica por lo que en 1942, los gobiernos de México y Estados Unidos firmaron un convenio que en México se conoce como el Programa Bracero, bajo el cual millones de mexicanos entraron a cubrir las necesidades de mano de obra en los campos agrícolas estadounidenses.
Durante su vigencia, de 1942 a 1964, casi cinco millones de mexicanos entraron a laborar en los campos agrícolas de los Estados Unidos. Estos braceros convirtieron a la agricultura americana en la más rentable y avanzada de todo el planeta. Se trataba de campesinos de las zonas agrícolas rurales más importantes de México, como Coahuila, Durango, Chihuahua, etc., quienes además habían jugado un papel muy importante en la Revolución Mexicana de 1910. A pesar de que más de dos millones de campesinos perdieron su vida en la Revolución Mexicana de 1910, el gobierno nunca les proporcionó los medios necesarios para sobrevivir trabajando sus pequeñas tierras en sus comunidades rurales. Así que para fines de los años treinta, cuando los campos no rindieron lo suficiente, hubo hambre y escaseó el trabajo. El campesino tuvo que buscar otras formas de subsistencia.
Esta grave situación coincidió con la repentina demanda de mano de obra en los Estados Unidos de América (EUA) debido a la Segunda Guerra Mundial. El 4 de agosto de 1942, los gobiernos de Franklin Roosevelt, de los Estados Unidos y de Manuel Ávila Camacho, de México, instituyeron el Programa Bracero. El campesino mexicano tuvo entonces una alternativa a su pobreza al enrolarse de bracero, y al mismo tiempo, se satisfacía la necesidad de brazos para trabajar los campos agrícolas norteamericanos.
Millares de empobrecidos mexicanos abandonaron sus comunidades y se trasladaron al norte buscando enrolarse de braceros. La mayoría eran experimentados trabajadores del campo que venían de lugares como La Comarca Lagunera, la más importante región productora de algodón y de otras áreas agrícolas altamente productivas.
En unos cuantos años, muchos campesinos mexicanos dejaron de sembrar sus tierras y de producir comida para sus familias con la ilusión de ganar muchos dólares como braceros. Firmaron contratos de braceros que no entendían, pero que se les presentaba como la salida a sus problemas y a sus angustias.
Muchísimos candidatos a braceros llegaron por tren al norte, donde se localizaban los principales centros de reclutamiento de braceros. Fue un movimiento humano único en la historia de los dos países. Este movimiento y la presencia misma de los esperanzados campesinos mexicanos, alteró el ambiente social y la economía de la frontera.
Ciudad Juárez, Chihuahua, seguida de El Paso, Texas, se convirtió en un sitio histórico del enganche y reclutamiento de la fuerza laboral agrícola mexicana.
Casi una cuarta parte de los braceros pasaron por El Paso. Se les transportaba en camiones a Fabens, Texas, al Centro de Procesamiento de Río Vista, donde los bañaban, los desinfectaban con extraños polvos blancos y luego los entregaban a sus patrones. De ahí, partían a las distintas regiones agrícolas del suroeste y el norte de los Estados Unidos.
En Texas, Colorado, Nuevo México y prácticamente por toda la nación norteamericana, fueron los braceros mexicanos quienes plantaron y pizcaron el algodón, el betabel de azúcar y muchísimos otros cultivos y recibían de pago menos del 50 por ciento de lo que ganaban los americanos.
Una vez en los ranchos, los braceros estaban a merced de sus patrones. Los rancheros de Texas y Nuevo México, tenían la fama de ser los peores explotadores. Son los más perros, decía la raza.
El programa duró más de dos décadas. Fueron años de duro trabajo, de angustia y muchos sufrimientos.
Los braceros trataron de organizarse en los cincuentas para protegerse de tanto abuso y discriminación. La campaña organizativa tuvo lugar en El Paso, pero fueron reprimidos y hostigados y el esfuerzo no prosperó. Los braceros sufrieron todo tipo de abusos y agresiones no solamente de patrones explotadores y de autoridades racistas. También fueron víctimas de grupos blancos extremistas como el Ku-Klux-Klan.
Con la introducción de la pizcadora mecánica y debido a la abundancia de mano de obra agrícola indocumentada (o espaldas mojadas), en los sesentas terminó este programa bracero. Los mexicanos, una vez que ya no fueron necesitados, tuvieron que regresarse a su tierra sin que siquiera se le hubiera reconocido su valiosa contribución a este país.
Muchos de ellos volvieron a los Estados Unidos de Norteamérica y continúan laborando en ese país, muchas veces sufriendo los mismos abusos y vejaciones que padecieron durante el programa bracero. Y todavía continúan siendo marginados por la sociedad que se beneficia de su esfuerzo y de su trabajo.
El convenio bracero se dio por concluido oficialmente el 30 de mayo de 1963, cuando el Congreso Norteamericano se negó a prorrogarlo, ante la presión de los sindicatos estadounidenses que veían en nuestros trabajadores una amenaza para la fuerza laboral norteamericana, pero los trabajadores agrícolas siguieron ingresando a los Estados Unidos hasta 1964. Poco después, los braceros fueron expulsados del país al que dedicaron sus mejores esfuerzos en tiempos por demás difíciles.
De golpe, las ciudades fronterizas mexicanas se encontraron con un significativo crecimiento de su población.
Ese año de 1964, asumió la presidencia de la república el Lic. Gustavo Díaz Ordaz y una de sus mayores preocupaciones fue la de impulsar el desarrollo de la región fronteriza en el norte del país.
El gobierno mexicano, con la contribución y promoción de destacados empresarios implementó el Programa Nacional de Desarrollo Fronterizo como una medida para reducir el desempleo creciente en las ciudades de la frontera norte de México, originado entre otros factores por los miles de trabajadores mexicanos que tuvieron que regresar a nuestro país por la cancelación del programa de braceros.
El Programa Nacional de Desarrollo fronterizo iniciado oficialmente el 20 de mayo de 1965 y privilegiado por una excepción en la legislación mexicana, abrió la oportunidad a los empresarios estadounidenses de instalar numerosas Plantas industriales en las ciudades fronterizas del Norte de México, pues se permitía tener un 100% de capital extranjero y sin cortapisas para la importación de materia prima, maquinaria y equipo, utilizando mano de obra mexicana, pero con la condición de regresar todos sus productos a los Estados Unidos y sin posibilidad de vender en el Mercado nacional para no generar una competencia desfavorable para la industria mexicana..
Los objetivos básicos del Programa Nacional Fronterizo fueron desde un principio los siguientes:
I. Elevar el nivel de vida de los habitantes de las regiones fronterizas, mejorando el ambiente en que viven y procurando conseguir que sus ingresos y con ello su economía, tuvieran la mayor estabilidad posible.
II. Que el consumo de las regiones fronterizas se refleje en un importante incremento de la producción nacional, ampliando la capacidad de las industrias ya existentes y estableciéndose nuevas empresas industriales.
III. Por cuantos medios sea posible, promover la creación de nuevas fuentes de ocupación en las regiones fronterizas; pero que la idea de abastecer con productos nacionales nuestro mercado, sea la meta principal.
IV. Transformar el ambiente de las poblaciones fronterizas creando atractivos culturales y recreativos, con la idea de estimular al máximo las corrientes turísticas, en particular el turismo familiar, lo que sólo podría lograrse con un medio de orden y moralidad.
V. Llevar a las zonas fronterizas toda la gama de la producción artesanal de las diversas regiones de nuestro país, destacando su indiscutible valor artístico.
VI. Al ofrecer nuestras artesanías, y en vista de que la frontera de nuestro país con Estados Unidos es a la vez frontera de América Latina, también ofrecer allí los productos de los países hermanos de Centro y Sudamérica.
VII. Cambiar la apariencia física de las poblaciones fronterizas en beneficio de la fama y buen nombre de México, ya que estas poblaciones constituyen las puertas de entrada a nuestro país y son la primera impresión que recibe tanto el mexicano que regresa a su patria, como el extranjero que nos visita. Esto tendría, además, el propósito deliberado de disminuir hasta borrar, los contrastes deprimentes y en ocasiones denigrantes, que han existido entre las poblaciones nuestras y las norteamericanas.
El principal propósito del programa fue el de ayudar a levantar el nivel de vida de los trabajadores en México, promoviendo la industrialización del país, especialmente en la frontera norte y aprovechar el desarrollo del vecino país.
El programa no solo constituyó un paliativo para el asunto de los braceros y el desempleo consecuente, sino que puso en marcha uno de los mas brillantes acuerdos de cooperación binacional entre Estados Unidos de América y los Estados Unidos Mexicanos y fue el origen del Decreto de la Industria Maquiladora de Exportación que hoy rige la actividad maquiladora en nuestro país.
La historia oficial apunta a Tijuana como la casa de la primera maquiladora, en 1965, y por lo que hace a Matamoros, la Secretaria de Comercio y Fomento Industrial en su momento, señaló a Industrializadora y Procesadora de Mariscos S.A. como la primera maquiladora en instalarse en el año de 1966.
La incorporación de la Industria Maquiladora en Matamoros se realizó gracias a las gestiones de importantes industriales y representantes de los diferentes sectores de la población.
Así mismo, la Industria maquiladora se convierte en una respuesta económica al encarecimiento de la mano de obra que tuvo lugar en Japón y Estados Unidos, países altamente industrializados.
Con el programa, las empresas maquiladoras se responsabilizan de crear fuentes de empleo, fortalecer la balanza comercial del país, a través de una mayor aportación neta de divisas; contribuir a una mayor integración ínter industrial y coadyuvar a incrementar la competitividad internacional de la industria nacional y la capacitación de los trabajadores; así como impulsar el desarrollo y la transferencia de tecnología en el país.
Actualmente estos objetivos siguen vigentes, en los términos del Decreto para el Fomento y Operación de la Industria maquiladora de Exportación de fecha 22 de diciembre de 1989 y sus Reformas.
En 1966, se formaliza el programa y se construye el primer parque industrial en Ciudad Juárez, Chihuahua, el cual atrajo una empresa maquiladora dedicada a la manufactura de televisores; en 1968 se funda el segundo parque en el municipio de Nogales, Sonora, con una empresa cuyo giro de actividad fue la manufactura de plásticos.
Para 1973, surgieron más parques industriales a lo largo de la frontera norte de México, destacando el estado de Baja California con 102 empresas distribuidas en los municipios de Ensenada, Mexicali, Tecate y Tijuana; en orden de importancia le siguió el estado de Tamaulipas con 56 industrias, distribuidas en los municipios de Nuevo Laredo, Reynosa y Matamoros.
En Sonora se instalaron 40 empresas; además del municipio de Nogales se incorporaron Agua Prieta y San Luis Río Colorado, y en el estado de Coahuila se instalaron 12 industrias en los municipios de Acuña y Piedras Negras.
El 15 de marzo de 1971, se agrega en el Código Aduanero el reglamento para la actividad maquiladora, y en 1972 se realizan las primeras modificaciones ampliando el sistema de maquila a todo el territorio nacional.
Se reglamenta, además, la integración del Grupo de Trabajo para la industria maquiladora de exportación, presidido por la Secretaría de Economía (antes SECOFI); desapareciendo este grupo por decreto el 13 de noviembre de 1998.
Desde 1973, la Dirección General de Estadística (DGE), es responsable de captar, integrar, procesar y difundirla información sobre las principales características de la Industria Maquiladora de Exportación por entidad federativa y municipio, a través de la Subdirección de Estadísticas Económicas y del Departamento del Sector Industrial.
La información se integraba con una periodicidad trimestral con datos definitivos de 1973 a 1977; a partir de enero de 1978 su difusión fue mensual; tres años después la Secretaría de Programación y Presupuesto a través de la DGE edita por primera vez la Estadística de la Industria Maquiladora de Exportación, 1974-1980. Posteriormente, los resultados se publican de manera anual.
Cabe destacar que durante el período 1975-1978 el Grupo de Trabajo para la Industria Maquiladora de Exportación, determinó siete grupos de productos procesados, ampliando a doce la clasificación en 1979, lo que llevó a modificar la publicación Estadística de la Industria Maquiladora de Exportación, 1975-1984, editada en 1986 y considerada como la primera publicación del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática.
ANTECEDENTES DE LA ASOCIACION DE MAQUILADORAS, A.C.
En 1972 un grupo de Gerentes de Plantas de las Maquiladoras de Matamoros deciden formar una Asociación Civil, que a la postre sería la primera en el país en su género, La Asociación de Maquiladoras de Matamoros A.C. con los propósitos siguientes:
Representar los intereses generales de los socios que la integran, Fomentar el desarrollo de la producción, industria y el libre comercio, Ejercer el derecho de petición y representación de sus socios ante cualesquiera autoridades, de los 3 niveles de gobierno y Coadyuvar a la defensa de los intereses de sus mismos miembros.
Los integrantes de la primera mesa directiva de la Asociación de Maquiladoras de Matamoros A.C. fueron:
Jim McCoy, de la compañía Electronic Control Corporation, Presidente; Lloyd V. Keplinger, de la compañía Electropartes de Matamoros, Vicepresidente; Horacio Prado, de la compañía Cedro de México, Secretario, William H. Hughes, de la compañía Leece Neville, Tesorero, Robert Boysen, de la compañía National Carbon Eveready, Primer Vocal, James Allen Ebersole, de la compañía Electro Semblies, Segundo Vocal y Mirko Yug de la compañía Mexicomp, Comisario.
Compañías Fundadoras
Electronic Controls Corporation,
Leece Neville de México,
Mexicomp,
Condura,
Border Electronics,
Dura de Matamoros,
Mallory Electronics,
R.C. de México,
Kemet de México,
Electro Assemblies de México,
Electropartes de Matamoros,
Cedro de México,
Bogamex y
Carling de México
37 Años
Como en cualquier sector, como en cualquier país, el fenómeno maquilador ha tenido altas y bajas. Sin embargo y sin soslayar el hecho de la partida de algunas maquiladoras a lo largo del tiempo y por diversas causas, orgullosamente podemos platicar hoy a 37 años, que las compañías han seguido creciendo en Matamoros.
En 1973 Glasmex.
En 1978, Coil Company.
En 1979, Stepan.
En 1981 Ensambladora de Matamoros.
En 1983 Bitumenes.
En 1984 Autotrim y Ensambles Electrónicos.
En 1985 Auto Industrial de Partes, Cambridge, Candados Universales y Maquiladora General de Matamoros.
En 1986, Cepillos de Matamoros, Dura de México, Portasystems, Puertas y Vidrios y Trico Componentes.
En 1987 Industrias Gobar, Olson International, Productos Eléctricos Universales, Summitt Componentes y Victoreen.
En 1988, Airpax, Detonadores Estrella, Pebac.
En 1990, Castlight de México, Cleanmex, Fabricación Tecnológica, Maquilas y Servicios Rihoz.
En 1992, Mexican Ensambly, Polytech, Novalink, Teccor de México.
En 1993, Componentes Universales de Matamoros, Sunbeam Oster de Matamoros.
En 1994, Ag Technologies, Capro de México, Controles Latinoamericanos.
En 1995, FFW, Grupo Marshall, Vidrio Decorativo, South Coast Packing.
En 1996, AMFELS, Cardinal Brands, CTS Electro, Questek , Starkey, Lucent.
En 1997, Batory, Bonworth.
En 1998, AFX, Federal Mogul, Grupo Schumex, Homemaker, Jackson de Matamoros.
En 1999, Beilux, CDR, Johnson Electric, Parker Hannifin, Spellman.
En 2000, Agere, Burle de México, El Grupo Iniciativas, Industrias Interlake, Lifestream, Power Components.
En 2001, Ampad de México, Productos Perlita, Controles de Matamoros.
En 2002, General Transmissions, Mervis de México, Silicone Tecnológicas, Core Composites, Industrias Interlake, Ballinger Ind. De México, El Grupo de Iniciativas, Questek de México, Omniglow de México, VTI, Tecnológicas, Controles de Matamoros.
En 2003, John Crane S. de R. L.
En 2004, Tecnologías Medicas Innovadoras, S. de R. L. de C.V. Confecciones Industriales de Matamoros, S.A. de C.V. e Ilsco de México, S. de R.L. de C.V.
En 2005, Componentes Anchia Mexicana, Kidde Matamoros, Tridonex.
En 2006, Collado Ryerson, S.A. de C.V.
En 2007, Kait, Magnesium Aluminio, Reinfro, Kwalu, Di-Digital, IBPS.
En 2008, Inteva, KS Centoco, Tyco, Shaw, G-Shank, Avances Cientificos.
Hasta mitad del 2009, Hilti, Tapex, Plating Solutions
Hoy, orgullosamente, la Asociación de Maquiladoras de Matamoros cumple 37 años de vida.
Durante todo este tiempo, la presencia de las empresas maquiladoras se ha acentuado, acrisolando paulatinamente un importante liderazgo y presencia en la comunidad, ayudando al desarrollo de habilidades profesionales de miles de matamorenses, detonando el desarrollo económico y apuntalando el crecimiento sostenido del comercio internacional en la región.
No comments:
Post a Comment